Lo despiertan los ojos profundos y negros, de nuevo.
Se incorporan.
Él no entiende nada y ella tampoco, pero están contentos.
Le sonríen a todo lo que se ve tan raro, siendo como fue siempre.
"Éste departamento no es el que era, es otro." pensó ella
El piensa lo mismo, y lo comenta.
"Éste yo no es el yo de ayer, sino sólo yo" pensó él.
Ella piensa lo mismo, pero no lo dice.
El pulso debería temblarle.
A él deberían sonrojársele las mejillas.
También debería recordar todo lo que dijo.
Ella debería recordar lo que oyó.
Pero sólo están ahí hablando idioteces y conociéndose.
Ella duda mucho. Él también.
Ella lo disimula. Él lo niega.
Y aún así se llevan de maravillas.
Lo que va a pasar, no es predecible.
Él creé que lo que sucederá nunca pasó antes,
en la vida de nadie.
Ella también lo creé,
un poco más segura que él.
A ambos los entusiasma la idea.
Pero no se la comentan.
¿Para qué hacerlo,
si es tan claro?
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