27 abril 2011

Amour

"¿Me querés?"
Y le metió el dedo en la oreja, juguetón
"¿Qué somos?"
Y le tomó la mano con fuerza, para luego cruzar sus dedos con los de ella.
"¿Me extrañás?"
Y le hizo cosquillas en los pies
"¿Hay otra?"
Y le apretó la nariz hacia arriba, dejándola como un chancho
"¿Que dejarías por mí?"
Y le mordió la barbilla
"¿Soy la que más amaste de todas?"
Y apretó sobre las rodillas, donde a ella le daba impresión.

'Acá, en frente tuyo, tenés lo que todas piden.
Justo acá, está ese que todas esperan, princesamente, sentadas en la PC.
Soy el ser, que resueltos (en su mayoría) sus problemas, está para sumarle algo a tu vida.
No solo a TÚ vida, sino a toda vida que lo merezca, y lo gane.
¿Cómo se gana? enriqueciendome: con Amor, Cariño, Bondad, y Buenas Intenciones.
Porque así crezco, y asi mi vida es dinámica y colorida, y también la de la gente que me atraviesa.
Acá me presento, galardonado, con mi título de "No Cualquiera" y te ofrezco este trato:


Recibiríase de la Sra. los siguientes ítems.

*5 levantadas semanales, con una caricia y un desayuno: En caso de lejanía -5 cuadras o más- , un mensaje de texto o una llamada a ser posible.

*3 cumplidos mensuales sobre algo que me enorgullezca (como la música, o los comentarios que crea graciosos, aunque no lo sean)

*de 1 a 3 retos diarios por estupideces: no combinar la ropa, cantar mal, comer rápido, olvidarme el celular, entre otros.

*La realización de por lo menos 5 cosas tiernas cada dos días por accidente. Ejemplo: decir alguna palabra mal, volcar el té, asombrarse por algo minúsculo, etc.

*Sonreír sinceramente de 4 a 6 veces diarias, y por lo menos por semana 1 falsamente, como demostración de que una acotación "no me parece graciosa"


Así, comprometo de mi parte a los abajo descritos bienes emocionales:


*Acomodar todos aquellos detalles de la ropa que quedaren mal puestos (cuello mal doblado, medias por afuera del pantalon, pantalon caído sin intención, etc.) siempre que fuese consciente del hecho, y no estemos en pleno público desconocido.

*Olvidarme todos los detalles que tengan que ver con números: Cumpleaños, aniversarios, años que tiene su madre, veces que le dije las cosas, hora que le dí el primer beso, entre otras.

*Omitir 2 de cada 3 iras o histeriqueos procedentes de su situación hormonal.

*Ver 1 hora de lo que tanto le gusta ver en la televisión (de eso que yo odio)

*NUNCA hacer comentarios sobre los corpiños, o cualquier ropa interior que colgase de la ducha. Tampoco comentar lo mucho que se está tardando en decir algo al teléfono, a no ser que se esté en una situación de apuro.

*Hablar de lo fantástico que es nuestro acuerdo con mis amigos, por más que me trataren de pollera, o casado. Porque si este contrato se cumpliese...

Estaría yo, enamorado de ustéd.

14 abril 2011

Asi vivía Horacio

Despertó como en un espasmo, de esos que te hacen tan raro. Esos temblequeos repentinos que te vuelven el alma al cuerpo, cuando en otras tierras te caes al piso, chocas en un automóvil, o la gravedad no te ayuda desde el borde de un acantilado.

Odiaba comenzar sus historias cuando recién se levantaba, por lo tanto, fingió ser normal hasta después de ducharse. Mientras tanto, cepillarse los dientes, el enjuague bucal y toda clase de mini manías de entre casa fueron fuertemente sobreactuadas. Nada debía ser interesante, hasta estar pasado por agua.

Y así fue. El agua cayó como estaba prevista, y sus cabellos se pusieron babosos, como tanto le divertía sentir. ¡NO! ¡Diversión todavía no! Se lamentó y soltó una que otra guasada, para sentirse regañado.

Nunca fue fácil la vida para Horacio, el hombre más interesante del mundo.

Nunca fue muy modesto, pero tampoco fue vanidoso. Era una máquina de hacer cosas entretenidas, de cumplir todo lo que el resto no se animaba a llevar adelante: Era un tipo de puta madre, y no había con qué darle.

Intentó de no alardear, de verdad que lo intentó. Sin embargo, día tras día, algo de sumo valor lúdico le pasaba casi por accidente, y tenía una jornada de pura emoción. Nadie sabía la razón de esa extraordinaria extraordinariéz, pero era indiscutible. Algunos rumorean que hasta él lo ignora.

Lo que todos saben (y cómo no saberlo), es que él en un momento determinado, se aburrió. Sí, esa es la palabra exacta, aburrió.

A los lindos lectores la contradicción les pesa como un melón en la cabeza: “¿Como es que alguien puede aburrirse de cosas interesantes? ¿No se habrá aburrido de cosas monótonas?”

No, señor lector. Las dudas son el comienzo de la ciencia, pero la EXPRESA FALTA DE CONOCIMIENTO. Por lo tanto, ¡oh, gran vidente de estas hojas! si no sabe, calle y lea.

Lo que pasa es que a Horacio, el hombre más interesante del mundo, la vocación lo llamó a la mediocridad.

No fue ni una decisión, ni una epifanía, sólo un llamado: cobro revertido, de larga distancia.

Desde ese día, un 25 de abril, Horacio dedicó su vida pararresponsable (es decir, toda la vida fuera de sus obligaciones: trabajo, estudios, vida civil, o durante el esfuerzo para no incomodar al vecino de urinal) a una lucha sin cuartel para el derrocamiento de la suerte, del destino, de ser alguien con quién la vida se hace más jugosa.

Sin embargo, como habrán notado nuestros envidiosos lectores, tuvo que empezar por dosis.

Cada semana, fingía una rutina de normalidad hasta cierto hecho referente u cierto horario. En otras palabras, se decía: “Bueno, desde que me levanto, hasta que me ato los cordones, tengo que ser corriente” o “Listo, hasta las diez y treintaisiete, no me tiene que hacer feliz nada”, entre otras máximas más o menos de la índole.

Así se lo vé ahora a Horacio, el hombre más interesante del mundo. Su ceño fruncido por lo histriónico camina delante de él por la perito moreno, hasta cruzarse a un viejo conocido de la secundaria que hace paracaidismo y que justo necesita alguien alto, delgado, e interesante para que lo acompañe.

¡Fuerza Horacio, seguir tu vocación vale la pena!

06 abril 2011

Espacios

No sé si te acordás,
éramos chicos, y entendíamos todo tan diferente.
Porque, efectivamente, las realidades de entonces
son tan reales como las de ahora.

Yo me acuerdo que estaba acostumbrado,
MUY acostumbrado a sufrir desilusión.
Viste que yo siempre fuí muy imaginativo,
y dentro de mí,
las películas se formaban muy distintas
a como se forman ahora.

Siempre (normalmente) terminaban mal,
y yo sentía ese mareo leve y localizado:
Esa sensación en el pecho fuerte,
como si faltase algo.
Le dicen que se rompe el corazón,
pero yo no escucho nada,
y como que el corazón sigue latiendo.
Asi que, no voy a por esa metáfora.

Ese agujero chistoso.
Porque con vos
siempre aprendimos a verle lo hermoso
a las cosas que la mayoría
le atribuía directamente al dolor.

Dolor es golpearse el dedo meñique
contra la pata de una silla,
no es ver a tu idea
no siendo lo que pensaste.
Eso no duele, eso defraudará,
romperá ilusiones,
te hará cosquillas,
te hará enojarte automáticamente,
te hará pensar,
y te enseñará que caminar sólo a veces es nocivo,
pero dolor,
no es dolor.

Bueno, si no lo recordabas,
ahora seguro te volvió a la memoria.
En fin, llevo muchos años sin ese agujero.

Pero pasó algo raro:
¿Viste cuando vivís con tus papás,
que comés comida casera,
mirás la tele tranquilo,
o pensás en absolutamente nada
durante más tiempo del que se recomienda?
bueno,
sabés bien como yo
que cuando te vas de casa,
embriagado de lo nuevo, te distraés
y le restás importancia.
Pero cuando te sentás tranquilo,
cuando te das tiempo de pensar
te acordás y extrañas, viejo.
Extrañás.

No desesperadamente,
no es que querés volver y estancarte.
Pero es cómo un ¡Cómo me vendría!.

Bueno, eso me pasó con el agujero,
con esa sensación tan rara y tan obtusa
que desgastamos noches en explicarnos.

Fué una situación rara,
porque estaba distraído.
Sabemos que yo NUNCA
me distraigo de esas cosas.

Fué como estar en la puerta de mi casa
en Rio Grande,
hablando con alguien que no puede
o no quiere entrar,
y que sin aviso,
un viejo desnudo aparezca
haciendo el paso de Michael Jackson,
ese que va en reversa.
Imaginate al hombre compenetradísimo,
en la suya.

ASI me sorprendió.
Te lo podría llegar a jurar,
si creyese en algo que no muera.
Y me agarró de repente ese vacío,
y me hizo sonreir.

Porque antes que dolerme,
me hizo acordar de tantas cosas.
Tantas nostalgias y tantos ánimos que nos dimos,
por sentir eso que al final
terminó por ser lo más natural del mundo.

Lo curioso,
lo que amo de todo esto,
es simple.
No crecimos,
no maduramos,
sólo aprendimos a no sorprendernos.

Todo está en la Caja.
Podés enterrarla, pintarla,
decir que adentro no tiene nada,
o que tiene otra cosa,
podés ponerle una tela,
usarla de mesita ratona.
PERO ESTÁ,
y tiene lo que siempre tuvo.

Ahora me alegra,
porque sufrí sin doler.

Recordé lo que es ser humano,
y lo que es ser jóven.
Ser jóven se es siempre,
sólo que el cambiar
lo va decorando.

Me acordé lo que es amar
sin sentido ni fundamento,

Amar mal.
Cosa que había descartado con la mayor impunidad.

Ah,
lo que me causó el agujero...
¿Que importa?
Lo que está pasando acá,
en el pecho,
es como más importante,


¿Ó me equivoco?

01 abril 2011

Oñoto.

Otra vez el azar de la vida nos une
y estrechamos nuestras manos,
las mías suaves y mariconas, como las de un músico,
y las tuyas ásperas como la misma tierra.

De nuevo te sentás en la vereda, y en los vidrios,
le sonreís sereno al transeúnte estándar,
y te quedás contemplando todo implacable,
y me comenzás a rayar.

Porque como vos se llama mi Guitarra mas cariñosa,
como vos son los colores de éste espacio,
cómo vos siempre me porté...
Y a vos, suena todo.

Todos te amamos, sólo porque tenés una ñ.
Y és más facil amar las cosas raras.

No te distraigas, qué otra vez la primavera
te va a cagar el lugar. No te distraigas.
Qué la gente como yo te necesita.
La gente como yo de vos se nutre.

Sos lo seco y lo sepia.
lo Sabio de mi sapiensa,
sos el Otoño tan roñoso
que sueño con un moño.

Sos lana y agujas,
sos letras y papel,
sos el té y la canela
y las pantuflas.

Fuiste sarcasmo y verguenza,
fuiste sentimientos escondidos.
Hoy te lloro de nuevo, acá tan lejos,
Sintiendo lo que querías.

Qué cada vez que me tapo con mi manta tejida,
es mi abuela quien me abraza.

Te extraño, y te quiero, Abuela.