14 junio 2011

Agustín Gutiérrez y los canapés del Mal.

Agustín Gutiérrez y los canapés del Mal.

Era 8 de Agosto y Agustín Gutiérrez, el hijo de Don Guitiérrez, cumplía siete años. Si bien Agus era un “nene divino” según mi tía, para mí y para mis hermanitos, era un pendejo, con todas y cada una de las letras. Su aspecto angelical, rubiecito y de ojos claros, tenía embobados a todas las viejas de la fiestita. La gente joven, nuestros papás y nuestros primos más grandes, o le daban poca bola, o lo aceptaban: total, morfaban gratis. Pero nosotros no.

Si bien nosotros comíamos gratis en todos lados (teníamos menos de 10 años), en el cumpleañitos de Agustín, el banquete era codiciable. Lo recuerdo nítido y oloriento: para comenzar, los manteles de plástico de los Power Rangers y de Dragon Ball Z, dibujos que solían coparnos y volvernos extremadamente violentos, recubrían todas las mesas. Los vasitos de plástico berreta poblaban la superficie; más de una vez me hubiera gustado poder ponerles nombre, para evitar los crueles hurtos luego de que una mamá generosa los hubiera llenado de rico y burbujeante líquido. Para concluir con la vajilla, los platos de plástico de todos los colores, que al final de la tarde terminaban partidos y cortados, con unos bordes filosos que no te cuento. La comida merece un párrafo aparte.

Éste es el párrafo aparte de la comida, por si no está atento. Las salchichas apuñaladas por un escarbadiente, los sanguchitos todos manoseados y las empanaditas frías se desplegaban por doquier sobre una telaraña de queso para pizza. Entre todo ese escándalo estábamos Leonardo, Guido y yo por un lado, y Agustín con sus amiguitos por el otro. Él nos miraba sonriente y alzando un poco la cabeza, como diciendo “Lero lero, tengo un cumpleaños re masa y ustedes no, chiva calenchu” y nosotros lo mirábamos con el seño fruncido y con odio, diciendo “no me importa, come torta, mi cumple va a estar mejor que el tuyo, yo completé el álbum de los caballeros del zodíaco y mi papá le gana al tuyo” entre otros improperios de la edad.

Durante todo el cumpleaños, se nos burlaba y ostentaba sus bienes. Mi papá dijo algo como “Parece que Don Gutiérrez pierde masculinidad si no hace gala de lo bien que cocina. En el momento no lo entendí, pero ahora creo que tampoco.

En fin, cuando la torta gigantesca con el escudo de Racing (digno del pecho frío) se posó sobre la mesa, yo, poseído por Gokú y por el Power Ranger Rojo, me pare sobre la silla de un salto y grité: - ¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!! - A la vez que lanzaba un trozo de “pastel” sobre el cumpleañero, trozo que sonó con un total ¡SPLAT!

Nadie me siguió en la beligerancia, y mi vieja me castigó “de por vida” por hacer llorar al pendejito maleducado. Igual, yo nunca, ¡Nunca!, me arrepentí de haberme vengado de Agustín Gutiérrez y sus canapés del Mal

24 de Mayo

Textos I

Consigna: Describir realísticamente y con humor, un evento social que forme parte de nuestra cultura.

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