26 agosto 2010

No hay dos sin otro


"No todo lo que brilla es oro,
algo de ello puede valer.

Descubierto en la caricia y en la falta,
rostro en palma, llanto en hombro,
cuerpo en brazos.
No hay dos sin otro.

Atisborrada el alma de vulgos,
intenso palpíta aún el centro.
Y aún solemne, respondo aquí
a lo que yace tras bastidores,
cuando no hay mas que noche y algodón,
cuando aburren los nunca tan dichos.

Salud a quién por él
tintinea los cristales, y mancha las hojas.
Pues es su juventud y su ignorancia
aquellas que lo mantendrán vivo.

El llanto sano y hueco
suena al redoble, y no espera.
sólo cae y retumba, no para ser oído,
sino por el mismísimo sonido.

No vive sólo aquel móvil.
La música, La historia,
y la Belleza Auténtica
desbordan y nos saludan.
Porque nos conocen, y saben a qué venimos.

El silbido persistente que oímos,
es un ancla,
que no permite alejarse a nadie que porte cadenas.
Sólo roza mi mano,
solo siente mis ojos hundirse crueles.
Entonces tendrás motivos reales,
y podrás ser.

Pero, ¿quién soy yo para decírtelo?
Yo soy el correcto,
ése soy.
Soy quién te vio crecer,
soy quién te admiró cuando caminaste,
soy también quien oyó tu primer palabra,
soy, sin duda, tu primer amor,
tu primer deseo.
Soy quién te enseño la verdad
idéntica a como me fue enseñada.

Pero no nos importa.
Sólo falta otro,
para que seamos dos"

-Aún no te entiendo- dijo el muchacho en la banca.
-Crece primero- le respondió una que otra hoja seca.

03 agosto 2010

Sinvaguezas

¿Adonde habrán caído los relámpagos
donde habrá subido la marea,
Que hoy estamos vestidos de grandes
y nos miramos cómplices por sobre nuestros hombros?

Así como Todas las Hojas son del Viento,
Todas las Sonrisas son Del Rostro,
del Rostro del tan mítico escalofrío
que hoy por hoy acecha a sus tan exclusivas presas
y se olvida del mundo.

Pálidos son los verdes de la Banca,
y ásperos los remaches, cuando uno se atreve a pensar.
y a rasguñar con lo poco que le queda de razón.
Rasguñar encarnizadamente la vereda.
Esperando a que alguien se detenga.

¡Déjennos mirarnos a la cara,
por lo que sea!
Poco sentido cuenta discernir
algo que no tiene sentido.
Tanto como ver algo que no brilla,
Como olvidar algo que debió pasar.

Sobremanera, se aprecia la intención,
pero no el esfuerzo