13 marzo 2011

Otoño

Y acá estamos, Mirándola desde fuera.
Con sus esquivas miradas, y sus miedos a flor de piel,
lo que más hace es exhudar olor a Ella.

Le damos simpatía de a destellos,
porque Ella no sabe vernos.
Si bien nos mira tenaz,
nos entiende horriblemente.

Y aquí estamos respetando,
porque respetar es considerar que otros también sienten
y porque temer es sentir, y porque sonreír disipa el temer.

Ella se ve tan gris, tan humana.
Son las hojas sepia las que le dan tantos escalofríos.
Son los amplios lienzos ceniza
los que hacen las veces techos.
Los cielos de mundos tan chiquitos.
Como Ella.

Sin embargo, la luz... La luz siempre entra
sin permiso y bienvenida.
Porque sabe que es buena,
porque desata sus blancos dientes.
Porque son los pocitos de su rostro
los que tanto necesita un mundo como éste.

Y de acá la vemos.
Creo que creé que queremos entrar,
cuando lo único que queremos,
es que nos vea sonreírle.

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