10 marzo 2011

Luciana en el Sueño, Expectante

La sensación al despertarse no fué la usual. Se sentía algo agitada, con los ojos puestos en la nada, como buscando hacer más presente ese extraño sueño. Tan extraño, que intercalaba sensaciones de placer y miedo.
Las sábanas húmedas yacían abultadas al costado de la cama.
Luego de un largo suspiro, Luciana se presionó nuevamente para recordar esas arremolinadas quimeras. nada volvía a su memoria. Se incorporó y secó sus antebrazos contra su suave pijama. Tras un dificultoso levantar, arrastró los pies hasta la gigante puerta caoba. Giró la tierna perilla con forma de corazón, y embistió con fuerza.
Aliviada por el conocido paisaje, se sumergió confiada: Las paredes amarillas y floreadas, los enormes hámsters de felpa devorando ideas cristalizadas con sabor a frutillas. Frutillas... Luciana tenía hambre, y no de cualquier tipo. De un salto comenzó a volar grácilmente dando giros en un aire denso como la misma oscuridad.
Ya bastante alto, las nubes del cielo raso le cosquilleaban los pies. Con rapidez hundió su pequeña mano en esos algodones, para retirar un enorme y triunfante objeto: Un Diamante. Lo miró con cariño, y lo guardó al bolsillo. Saciada, volvió delicadamente a sus infantiles aposentos. Se tumbó boca arriba, y un recuerdo la asaltó imponente y repentino, arrancandole una sonrisa.
Vió muchas personas iguales, revolcándose en números y símbolos, riéndose de aquellos que eran muertos por disparos de odio, por balas de rencor. Los vió en fosas comunes tristes, añorando un mejor final para todo. Entre todo este sufrir, Luciana divisó un leve resplandor. Rodeado de Amarillos y Rosas, un pequeño hombre movía cómplice un par de lentes redondeados. Vestido alegóricamente, le saludó con la mano y le guiñó un ojo. Tomó una guitarra de entre los cuerpos inertes y, siquiera antes de tocar, le dijo que se vaya con un ademán de manos.
La sensación al despertarse no fué la usual. Se sentía algo agitado, con los ojos puestos en la nada, como buscando hacer más presente ese extraño sueño. Tan extraño, que intercalaba sensaciones de placer y miedo.
-Mi amor, tuve un sueño que debo contarte- dijo, mientras poco a poco se abrían los rasgados ojos de la pequeña mujer a la que más amaba
-Dímelo- dijo cansada y con pesadez.
-Mejor espera hasta mañana. Hoy fué un día largo- dijo cariñosamente. Se levantó, tomó sus lentes, y se fué a buscar su expectante y dulce guitarra...


Pequeño tributo
Bruno Martínez

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