27 enero 2013

Quién serás

Qué sabran esos ojos pálidos que nada dicen
qué sentirán esos macabros ojos pálidos que miran fijo.
Miradas que buscan comunicarse conmigo pero fallan.
Quién serás tu que no caes en cuenta de nada.
Nadie serás y no te condeno, sólo porque temo el ser dios.

Si sólo supieran esos ojos tersos que morirán sencillos
que serán solo un tumulto más ante la gran esfera.
Recubierto todo de nieve y empinados verdes,
nada queda para los imbéciles que nos ocultamos.
Quién serás tu, aquel que juzga.
Nadie serás y no te conozco, sólo porque no existes.

Palabras que nacen fluviales no entran siquiera en lo más leve
en las tinieblas de tu carencia. Nada te interesa más que tus vacíos.
Y nosotros los que tememos del juicio, los que no somos porque ser queda mal
qué haremos nosotros. Seremos felices, eso haremos.
Quién serás tu, aquel que juzga por miedo a ser juzgado.
Nadie serás y no te entiendo, sólo porque no eres de aquí.

Abrázense y obedezcan a la tinta que los une. Sus libertades son excusas.
Pues la única libertad es la que se hace con gusto, y puede disfrutarse con grilletes.
Y esos fuiste tu.
Y cuando el gusto dejó de ser, grilletes fuiste y quise verte lejos.
Porque lejos estás y siempre estarás. Y así es y será.
Quién serás tu, aquel que no puede ver el horizonte.
Nadie serás y no te oigo, sólo porque estás en silencio.

Y en la agonía de la sonrisa más plomiza
levantaré mis ojos frugales y poco lustrosos,
y recordaré, como lo han hecho todas mis vidas,
que no existe un nosotros bondadoso.
Recordaré que por siempre estaré condenado a ser quien con nadie es.
Quién serás tu, aquel que quiere ser de mí.
Alguien serás, pero jamás te he visto. Sólo porque nunca exististe.

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