26 abril 2010

Ignora el humo, y sonríe

Escrita bajo la misma lluvia
la canción áspera que cantó para mi.
Sólido como la frente,
y suave como la mirada,
juega abandonado, pero contento
aquél que sabe que no está solo.

Quien amansa, es quien alegra.
Pues no hay emoción peor
que la que no sabe por donde entrar.

Ahora todos reunidos bajo este toldo,
y nuestras voces forzadas por el diluvio,
discutimos la direccion de este simpático vals.

Tecla por tecla, dedo por dedo,
rocé la mano de quien no me da de comer,
mas me alimenta con su rostro.

A veces termino de entender
que nunca comprenderé esa emoción
que no es ni tuya ni mia,
mas de nuestras narices...
que suavemente se hacen cosquillas entre sí.

¿Que traviesas las narices, no?

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